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El bizcocho “Red Velvet” o terciopelo rojo debe su nombre al color rojo y a su textura suave y esponjosa, que imita al terciopelo.
Es un pastel de capas, cubierto con un glaseado de queso cremoso, un pariente cercano del clásico pastel americano “devil’s food cake”.
Su origen es incierto. Algunas versiones hablan de que su inicio durante la Segunda Guerra Mundial, ya que los alimentos estaban racionados y los panaderos hacían uso del jugo de remolacha para mejorar el color de sus pasteles y hacerlos rendir más dado que mantenía la humedad de los bizcochos.
En Canadá el pastel era muy conocido en los restaurantes y pastelerías de la cadena de centros comerciales Eaton’s en las décadas de los 40 y 50.
Otras teorías dicen que este auténtico sabor fue creado en el hotel Waldorf-Astoria de Nueva York.
Independiente de su origen, su sabor es magnífico y su aparición en la película de “Magnolias de Acero ” en los años 80 lo convirtió en uno de los postres más copiados en todo el mundo.
Ingredientes
Para el bizcocho Red Velvet:
300 g de harina
300 g de azúcar
200g de mantequilla pomada
2 huevos L
200 g de buttermilk ó 200 g de leche entera con un chorro de zumo de limón
25 g de cacao en polvo sin azúcar
6 g de levadura química
1 cucharadita de extracto de vainilla
12 g de colorante rojo en pasta (yo he usado «Extra Red» de Sugarflair )
1 cucharadita de sal (5g)
1 cucharadita de vinagre (6 g) + 1 cucharadita de bicarbonato (5 g)
Para el relleno y la cobertura (cream cheese frosting):
500g de mascarpone
200g de azúcar glas
300ml de crema de leche (con un 35% de materia grasa)
1 hoja de gelatina (opcional)
1 cucharadita de extracto de vainilla
Material:
4 Moldes para layer cake de 20cm de diámetro
Manga pastelera
Paleta
Alisador o rasqueta
Preparación
Para el bizcocho:
- Preparamos los moldes, ponemos papel de horno en el fondo y engrasamos el resto con spray desmoldante (o con mantequilla, espolvoreamos con harina y retiramos el exceso). Reservamos.
- Precalentamos el horno a 175º C con calor arriba y abajo.
- Empezamos añadiendo el limón a la leche para hacer una buttermilk casera. La dejamos reposar durante 10 minutos mientras seguimos con la receta.
- En un bol, batir la mantequilla pomada a velocidad media durante un minuto. Sin dejar de batir, añadir el azúcar hasta que se integre. Batir hasta que el volumen de la mantequilla aumente.
- Añadir los huevos uno por uno mientras se bate. Luego, agregar la vainilla y mezclar.
- Es el turno de los ingredientes secos. Tamizar la harina, junto con la levadura, la sal y el cacao. Es importante utilizar cacao de buena calidad, ya que sólo vamos a añadirle 2 cucharadas. Si le añadimos más cacao, la mezcla se teñirá demasiado de marrón y no podremos conseguir ese color rojo intenso tan característico de la tarta Red Velvet. Una vez tamizado, mezclamos todo con espátula de goma, alternado los ingredientes secos y la buttermilk.
- Mezclamos en un pequeño bol el bicarbonato de sodio con el vinagre blanco para activar el bicarbonato, lo vertemos en seguida sobre la masa y lo repartimos bien por toda la mezcla.
- Para darle color, utilizaré el colorante en pasta Red Extra de Sugarflair para conseguir un rojo intenso. Si utilizáis colorantes líquidos debéis añadir más cantidad para colorear la masa. Pero aun así, no quedará con ese color rojo aterciopelado tan bonito que se obtiene con el colorante en pasta.
- Vertemos la masa sobre los moldes de 20cm con papel de horno en la base y alisamos la superficie (para dosificar la masa se puede usar una cuchara de helado).
Introducimos en el horno, unos 15 minutos o hasta que al pincharlo con un palillo este salga completamente limpio.
Sacamos del horno y dejamos reposar 10 minutos en el molde. Transcurrido este tiempo, desmoldamos y dejamos enfriar boca abajo completamente sobre una rejilla.
Finalmente llevamos los bizcochos a la nevera para que sea más fácil cortarlos y rellenarlos. - Para el relleno y la cobertura:
1. Se bate el mascarpone con unas varillas hasta que esté cremoso.
2. Se añade el azúcar glas y la vainilla y se sigue batiendo.
3. En otro bol frío con las varillas frías se bate la crema de leche hasta que quede montada en picos suaves.
4. Se añade una cucharada de la nata a la mezcla del queso y se integra suavemente con una espátula. Se añade el resto de la nata incorporándola también suavemente.
5. Si vamos a tener el pastel bastante rato antes de su consumo se puede añadir una hoja de gelatina a la cobertura para que tenga más consistencia y no se desmonte. Se hidrata en agua fría la gelatina durante 10 minutos, se escurre y se añade a 50ml de nata caliente. Se remueve hasta disolver y se añade al mascarpone antes de batir.
El montaje:
1. Retiramos la parte superior de cada bizcocho, que estará ligeramente abombada.
2. Guardamos los restos del bizcocho para decorar.
3. Colocamos el primer bizcocho sobre una bandeja de servir. Extendemos la crema con una paleta o mejor con manga pastelera (sin boquilla o con boquilla redonda lisa). Alisamos para tener una capa bien recta y no muy espesa.
4. Colocamos la siguiente capa de bizcocho, y disponemos sobre ella la crema de igual forma. Finalmente tapamos con la última capa y extendemos una fina capa de la crema por la superficie y los laterales (llamada “tapamigas”).
5. Llevamos la tarta a la nevera durante 15 minutos. Pasado este tiempo, la capa de frosting habrá endurecido un poquito y será más fácil poner la cobertura definitiva.
6. Nuevamente ponemos crema por todo el lateral de la tarta creando una capa de frosting más gruesa. Cuando terminemos los laterales, cubrimos la parte superior.
7. Ahora, con un alisador, igualamos la superficie de la tarta. Apoyamos el alisador sobre el plato (preferentemente giratorio) para hacer un ángulo totalmente recto. Para la parte superior, basta con girar la tarta mientras alisamos la superficie con la espátula.
8. Refrigerar la tarta un par de horas antes de servirla.
9. En las tartas Red Velvet es muy común desmigar un poquito del bizcocho por encima para decorar. También se puede decorar los bordes de la superficie con copitos de la crema hechos con la boquilla redonda o rizada.